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vicente pastor delgado -Tánatos: el dios de la muerte sin violencia

  • vicente pastor delgado
  • 10 nov 2023
  • 4 Min. de lectura

La muerte es un tema que ha fascinado y aterrorizado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. ¿Qué hay después de la vida? ¿Cómo se siente morir? ¿Qué pasa con nuestros seres queridos cuando nos dejan? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos al enfrentarnos a la realidad de nuestra finitud.

En la mitología griega, la muerte tenía un nombre y una forma: Tánatos. Este dios era el encargado de llevarse las almas de los mortales que morían de forma natural o pacífica, sin derramamiento de sangre. Su toque era suave, como el de su hermano gemelo Hipnos, el dios del sueño. Ambos eran hijos de Nix, la diosa de la noche, y de Érebo, la personificación de la oscuridad. ​





Tánatos no era un dios cruel ni malvado, sino que cumplía con su función de acuerdo al destino que las Moiras, las diosas del destino, tejían para cada mortal. Sin embargo, no le gustaba que los dioses o los humanos interfirieran en su trabajo o trataran de engañarle o escapar de él. Así, en varias ocasiones, tuvo que enfrentarse a quienes intentaban burlar a la muerte o robarle sus presas.

Uno de estos casos fue el de Sísifo, el rey de Corinto, que era famoso por su astucia y su codicia. Cuando Tánatos fue a buscarlo, Sísifo lo engañó y lo encadenó, impidiendo que nadie pudiera morir. Hades, el dios del inframundo, se dio cuenta de lo que pasaba y liberó a Tánatos, que se llevó a Sísifo al reino de los muertos. Pero Sísifo tenía otro truco bajo la manga: le pidió a su esposa que no le hiciera los ritos funerarios, y así pudo convencer a Hades de que le dejara volver al mundo de los vivos para castigarla. Sin embargo, una vez que regresó, se negó a volver al inframundo y vivió varios años más, hasta que Hermes, el mensajero de los dioses, lo obligó a volver. ​




vicente pastor delgado
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Otro caso fue el de Alcestis, la esposa de Admeto, el rey de Feras. Admeto había obtenido de Apolo, el dios del sol, el favor de que pudiera vivir más allá de su hora, siempre y cuando alguien se ofreciera a morir en su lugar. Cuando llegó el momento, nadie quiso hacerlo, excepto Alcestis, que amaba tanto a su esposo que estaba dispuesta a sacrificar su vida por él. Tánatos fue a buscarla, pero se encontró con la oposición de Heracles, el héroe más famoso de la mitología griega, que estaba de visita en el palacio de Admeto. Heracles retó a Tánatos a un combate y lo venció, obligándolo a devolverle la vida a Alcestis, que volvió más joven y bella que nunca. Tánatos se sintió humillado y ofendido por esta interferencia de los dioses, y juró que no volvería a tolerarla.

Tánatos también tuvo que cumplir con algunos encargos especiales de los dioses, como el de transportar el cuerpo de Sarpedón, el hijo de Zeus, que había muerto en la guerra de Troya. Zeus le ordenó a Apolo que limpiara su sangre en un río, le untara ambrosía en el cuerpo, le vistiera como un inmortal y se lo entregara a Tánatos e Hipnos, que lo llevaron a su tierra natal, Licia, para que recibiera los honores funerarios que merecía.

Tánatos era representado como un hombre alado, a menudo armado con una espada o una guadaña, y acompañado de su hermano Hipnos, en el proceso de trasladar a un muerto. A veces también se le mostraba con una antorcha invertida o dormido sobre una piedra, símbolos de la extinción de la vida y el sueño eterno.

Tánatos era el dios de la muerte sin violencia, pero no el único. La muerte violenta era el dominio de sus hermanas, las Keres, que eran espíritus femeninos que se deleitaban con la sangre y el sufrimiento de los mortales. Las Keres acudían a los campos de batalla, a las epidemias y a los accidentes, para arrancar las almas de los que morían de forma trágica o prematura. Eran temidas y odiadas por los humanos, que las consideraban agentes del mal y la desgracia. ​






La muerte, en sus diversas formas, era una realidad inevitable para los griegos, que la concebían como una separación del cuerpo y el alma, y como un viaje al inframundo, el reino de Hades y Perséfone, donde las almas de los muertos llevaban una existencia sombría y monótona, sin esperanza de retorno. Solo algunos héroes y elegidos podían acceder a los Campos Elíseos, el lugar de los bienaventurados, donde disfrutaban de una felicidad eterna. ​

La mitología griega nos ofrece una visión de la muerte que refleja la cultura y la mentalidad de un pueblo que valoraba la vida, el honor y la gloria, pero que también era consciente de su fragilidad y su destino. Tánatos era el dios de la muerte sin violencia, pero también el dios que respetaba el orden natural y el equilibrio del cosmos.

Espero que te haya gustado esta entrada de blog sobre Tánatos. Si quieres saber más sobre la mitología griega, puedes visitar los siguientes enlaces:

 
 
 

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