Hola, queridos lectores. Hoy les quiero compartir mi experiencia sobre el Santo Grial, el vaso sagrado que usó Jesús en la Última Cena. ¿Qué habrá sido de él? ¿Dónde estará escondido? ¿Qué poderes tendrá? Estas son algunas de las preguntas que me hago desde que era niño y leía los libros de caballería que narraban las aventuras de los valientes que se lanzaban a la búsqueda del Grial.
He leído muchas versiones sobre el origen y el destino del Grial. Algunas dicen que fue llevado por José de Arimatea a Gran Bretaña, donde fundó una iglesia y una dinastía de guardianes1. Otras dicen que fue custodiado por los templarios, los cátaros o los merovingios2. Otras más dicen que es una metáfora de María Magdalena, la esposa de Jesús y la portadora de su linaje sagrado2.
Pero la versión que más me llama la atención es la que afirma que el Santo Grial es el cáliz de la Catedral de Valencia, en España3. Según esta teoría, el cáliz fue traído por San Lorenzo, un diácono español que fue martirizado en Roma en el siglo III. El cáliz pasó por varias manos hasta llegar a la catedral, donde se conserva desde el siglo XV.
He tenido la oportunidad de visitar la catedral y ver el cáliz con mis propios ojos. Es una copa de ágata con un pie de oro y piedras preciosas. Tiene una forma sencilla pero elegante. Me impresionó pensar que ese podría ser el mismo vaso que tocó Jesús hace más de dos mil años. Sentí una emoción indescriptible al estar frente a una reliquia tan importante para el cristianismo y para la historia.
No sé si el cáliz de Valencia es realmente el Santo Grial, pero me gusta creer que sí. Me gusta pensar que hay algo de verdad en las leyendas que tanto me han cautivado. Me gusta soñar con que algún día se revele el secreto del Grial y se confirme su autenticidad. Mientras tanto, seguiré investigando y aprendiendo sobre este fascinante tema.
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